La comunicación entre padres e hijos
La comunicación en la familia tiene una función más importante que la pura información; es un puente de doble vía que conecta los sentimientos entre padres e hijos. La comunicación familiar es básica para ayudar a los niños a desarrollar una autoestima fuerte, una personalidad saludable y unas buenas relaciones sociales.
Cuando los padres se comunican efectivamente con sus hijos, les demuestran respeto. Los adolescentes empiezan a sentir que sus padres los escuchan y los comprenden, lo cual les aumenta su amor propio.
Si los padres se comunican bien con sus hijos, es más probable que sus hijos estén más dispuestos a hacer lo que se les pide, porque estos jóvenes saben lo que sus padres esperan de ellos, y es más probable que lo puedan cumplir. Además estos niños son más aptos a sentirse seguros de su posición en la familia, y es posible que sean más cooperativos.
Si, por el contrario, la comunicación entre padres e hijos es inefectiva o negativa, puede hacer que sus hijos piensen que, en primer lugar, ellos no son importantes, que nadie los escucha y nadie los comprende; y, en segundo lugar también pensar que sus padres no son de gran ayuda y no generan confianza.
Algunos ejemplos de frases que los padres pueden decirle a sus hijos para ayudar a abrir las líneas de comunicación.
La comunicación sincera, positiva y efectiva tiene mucho de práctica. Los padres deben recordar que no son perfectos. Que cometen errores. Y que pueden mejorar también como padres Lo importante es que los padres se esfuercen en comunicarse efectivamente con sus hijos. El resultado será una relación familiar más cercana y positiva.
Proponemos como primer remedio ante la incomunicación durante la adolescencia, un cambio en la comunicación padres/hijos. Una comunicación gestual y sobre todo afectiva.
Sorprenda al adolescente rebelde, con un abrazo cariñoso, furtivo, rápido, cuando no se lo espera y decirle al tiempo: ¡cuánto te quiero!. Y se va.
Y mañana otro abrazo. Muy rápido y muy sentido, aunque no se lo merezca, es medicina el amor. Pero el amor es necesario expresarlo, y hacerlo entender, y demostrarlo. Aunque hoy no se lo merezca. Porque aunque no lo parezca cada adolescente lo que más necesita son las pruebas de afecto y aprobación por parte de los padres. Al mismo tiempo que le da un abrazo, pasado mañana dígale alguna frase positiva «que guapo estás», «que bien te siente ese color», «qué buen criterio tienes»…
Y pasado multiplique el abrazo por dos. Mañana y tarde. Y las frases cada vez más positivas «cuanto me alegra que hayas llegado a tiempo», «cada día confío más en ti»… Procurar almorzar o merendar toda la familia reunida y durante la comida preguntar por sus gustos y opiniones: en noticias de televisión, o sobre un partido, o sobre una película «¿te ha gustado?» , ¿qué te parece el director o el entrenador?…
“Un buen padre vale por cien maestros” (Rousseau)